Al inicio del año 31 de la Revista
Chilena de Derecho,
deseamos continuar con la promoción y fortalecimiento de la investigación en
materia jurídica, incorporando a sus páginas una nueva sección destinada a
destacar a los artífices de la ciencia jurídica chilena de los siglos XIX y XX.
A esta tarea ha aportado con su esfuerzo
intelectual un vasto número de juristas, tanto nacionales como extranjeros, los
que han influido directa e indirectamente en nuestra doctrina e instituciones
jurídicas.
Esta idea de mostrar la vida y obra de
juristas relevantes para nuestra ciencia, surgió el año 2003 a propósito de un Ciclo
de Conferencias sobre Grandes Juristas ofrecido por el Programa de Doctorado en
Derecho, iniciativa que pretendía brindarles un merecido reconocimiento por su
valiosa, siempre sacrificada y a veces olvidada labor y, además, motivar a
revitalizar aquellas vetas y bríos en la investigación jurídica a nuestros
alumnos de doctorado.
Creemos que esta propuesta servirá para
valorar el aporte científico que puede llegar a realizar un investigador en
Derecho, quien trabaja teniendo como centro de su estudio en definitiva una
realidad insoslayable, más allá de ese producto doctrinario como son los libros
y artículos de revista: al hombre jurista como tal con sus valores y
circunstancias históricas. La “vida y obra” de cada jurista permite comprender
no solo el aporte intelectual a la ciencia jurídica nacional de cada uno de
ellos, sino además comprender que el origen de toda solución jurídica se
encuentra en la visión que del Derecho y de sus cuestionamientos históricos,
éticos y sociales se tenga por cada científico.
El estudio de la relevancia de la figura de
los juristas que nos antecedieron y sus ideas sobre el Derecho de su tiempo, se
extiende además a la discusión sobre el efecto de sus obras ante el Derecho del
presente, lo que debería abrir nuevos horizontes en nuestro estudio.
Sin duda que durante los siglos XIX y XX los
cambios en el Derecho han sido sustanciales, y ello debe llevar a las actuales
generaciones de investigadores a aquilatar cada nuevo cambio, pero enriquecidos
por la permanente discusión sobre el concepto mismo de Derecho.
La evolución del Derecho desde el arte a la
ciencia; el entendimiento del Derecho como sistema; la fijación de los
contenidos dogmáticos en la expresión legal; y el surgimiento de nuevas
visiones del Derecho, ya desprendidas simplemente de la fuente potestativa o
enriquecidas con las ineludibles consideraciones éticas y naturales.
Todo aquello podría
incluso cambiar el concepto mismo de justicia. De la realidad de los hombres
que hacen al Derecho, al Derecho que deja hacer a los hombres.
[Publicado en Revista Chilena de Derecho, Vol. 31, Nº 1, 2004]