Junto a
la estabilidad institucional, se ha señalado como causa del mencionado
incremento de la inversión minera en nuestro país, la existencia de una suerte
de “discriminación positiva” a favor del sector minero desde una perspectiva
tributaria , debido a que las sociedades contractuales mineras, en tanto que
sociedades de personas, cuentan con un régimen de tributación más beneficioso
que el propio de las sociedades anónimas.
La minería ha estado ligada históricamente al
desarrollo económico del país, siendo un importante motor para su desarrollo.
Compartimos en esta columna algunos de los antecedentes que han forjado la
institucionalidad y crecimiento de la minería en nuestra región.
Como consecuencia del nuevo régimen
constitucional instaurado en la Constitución Política de 1980, y muy
especialmente, tras la entrada en vigor de la LOC de Concesiones Mineras y del
Código de Minería, la actividad minera nacional fue objeto de un importante
fortalecimiento y crecimiento, operándose una suerte de “revitalización” de la
misma, situación que se mantiene hasta la actualidad.
Este crecimiento ha estado impulsado
mayoritariamente por empresas extranjeras, las cuales han contado con un
importante instrumento de fomento de la inversión, como ha sido el DL N°600,
también llamado Estatuto de la Inversión Extranjera. Dicho proceso se
desarrolló de forma paulatina durante el decenio de 1980, acelerándose a partir
del año 1988.
Precisamente, este incremento en la inversión
minera en los años 90 trajo como consecuencia un importantísimo fortalecimiento
de la producción minera privada de cobre, la que durante dicha década terminó
por superar la producción de cobre efectuada por Codelco.
Junto a la estabilidad institucional, se ha
señalado como causa del mencionado incremento de la inversión minera en nuestro
país, la existencia de una suerte de “discriminación positiva” a favor del
sector minero desde una perspectiva tributaria, debido a que las sociedades
contractuales mineras, en tanto que sociedades de personas, cuentan con un
régimen de tributación más beneficioso que el propio de las sociedades
anónimas, motivo por el cual aquél ha sido el tipo social preferido por gran
parte de las empresas que han desarrollado grandes proyectos mineros en nuestro
país. Precisamente esta consideración dio lugar a uno de los más arduos debates
surgidos en los últimos años, relativo a la tributación de la minería y el
denominado “Royalty”, antecedentes revisados en citas anteriores de esta
publicación.
Dentro de este desarrollo, ya en la década de
1990, Chile fue uno de los principales objetivos exploratorios del mundo,
ubicándose entre los 6 países con mayor inversión en exploración a nivel
mundial.
18 años después, según la información
entregada por la Sociedad Nacional de Minería, la industria minera generó el
17,5% del PIB del país, el 59% de las exportaciones totales y contribuyó con el
25% de los ingresos fiscales, cifras todas que, sin embargo, presentaron una
disminución en relación con el año 2007, fecha en que el sector minero aportó
el 22% del PIB y representó un 65% de las exportaciones totales.
Uno de los aspectos que incide en la anterior
circunstancia es, como se dijo, la utilización masiva de la sociedad
contractual minera prevista en el Código de Minería. En la actualidad, es el
tipo social más utilizado en nuestro país para el desarrollo de las actividades
el que, si bien presenta una serie de beneficios en cuanto a permitir una
administración más flexible que otros tipos sociales, además de ciertas
ventajas desde la perspectiva tributaria, presenta serios inconvenientes en
cuanto al régimen de información previsto para las mismas, así como las
exigencias que la propia normativa del mercado de valores estipula para el
acceso a dichos mercados en busca de financiamiento bursátil de un proyecto de
exploración, todo lo cual determina finalmente una reducción en las inversiones
en exploración.
Digno de destacar es, asimismo, el ingente
desarrollo que en la actualidad se aprecia en las empresas de bienes y
servicios relacionados con la minería. En efecto, en los últimos años se ha
producido un gran aumento en las exportaciones por proveedores de minería,
apreciándose la existencia de un pujante sector de proveedores de bienes,
insumos y servicios mineros, actores sin los cuales el desarrollo y crecimiento
del área serían inviables.
[Publicado en Área Minera, Nº 64, Marzo 2012]