En noviembre de 2005 Santiago
fue sede del Primer Congreso Iberoamericano de Regulación Económica que acogió
al mundo privado, público y académico en una jornada de tres días, en que
expusieron cerca de 80 ponentes de la Región y España.
Organizado por el Programa de
Derecho Administrativo Económico de la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, en conjunto con la Facultad de Derecho de la
Universidad de los Andes, la iniciativa contó también con un importante número
de asistentes de toda Iberoamérica.
El Congreso nace como una
idea del profesor Gaspar Ariño Ortiz, permanente impulsor de iniciativas
destinadas a la integración iberoamericana en el derecho administrativo. A él
se sumaron los profesores argentinos Juan Carlos Cassagne y Jorge Sarmiento
como incansables promotores y asesores del encuentro.
Fueron días intensos y de
gran riqueza académica, marcados por la mixtura de las tareas interdisciplinarias
e intersectoriales que marcó al Congreso, por varias razones:
a) Porque para enfrentar la
necesaria interdisciplina de una materia como la regulación económica se debió
reunir no sólo a abogados, sino además a economistas e ingenieros de las distintas
especialidades. Esta trilogía de profesionales son los que siempre encuentran
su acercamiento en estas materias, que cada cual llama desde su perspectiva y
que pueden unificarse en la denominación: “Regulación Económica”.
b) Porque, además, cada uno
de estos especialistas (abogados, economistas e ingenieros) reparten su
actividad en al menos tres mundos muy interdependientes:
1º En el área privada (de las
empresas; asesorándolas, como abogados, gerentes, consultores, entre otros);
2º En el área llamada
“pública”, aunque es mejor hablar de la Administración, o de la autoridad (es
decir, de los reguladores: órganos conformados igualmente por esa trilogía de
especialistas), y
3º En el área de la ciencia,
de la Universidad, donde se sitúan igualmente, juristas, economistas e
ingenieros, pero con una perspectiva necesariamente distinta.
Como en la práctica el fragor
de los desencuentros se da con mayor fuerza entre los representantes de los dos
primeros ámbitos, la Universidad puede recibirlos a todos, ofreciendo un
espacio tranquilo y reposado de análisis y discusión.
En
efecto, el Primer Congreso Iberoamericano de Regulación Económica fue centro de
debate y análisis; y fue cuna de la Asociación Iberoamericana de Estudios de Regulación
(ASIER) cuya constitución se produjo precisamente en el marco de este
encuentro.
[Publicado en Revista de Derecho Administrativo Económico, Nº 16, 2006]